

Hay un momento en el que sólo quedan dos personas que realmente quieren la obra y todo va muy rápido. No existe ninguna razón, es simplemente una locura.
Simone Klein llega a la Fundación Foto Colectania una hora antes de empezar su charla “The Photography art market – How to buy at auction”. Tras saludar a todos los empleados, nos extiende la mano mientras sonríe. Klein es la jefa del departamento de fotografía de Sotheby’s en París aunque no es la imagen que esperaba de alguien que trabaja en una gran casa de subastas; bromea constantemente y no puede parar de reír al acabar cada frase. Se pone nerviosa cuando le hago una fotografía y mira con detalle la instantánea, sólo pensar que por sus manos han pasado fotografías de Nadar, Robert Doisneau o Irving Penn da vértigo. Sonríe de nuevo y dice que parece un retrato de Andy Warhol.
LA CASA DE SUBASTAS
Estudiaste Historia del Arte, Arqueología, Literatura Francesa y Alemana y tu tesis doctoral fue sobre un físico francés del siglo XIX. ¿Cómo empezaste a trabajar en el mundo de la fotografía? Cuando terminé mis estudios estaba buscando trabajo y ya me había especializado en Historia de la Fotografía. Había realizado muchas prácticas en museos y encontré este trabajo por casualidad. Había pocas personas trabajando en este campo, así que era fácil encontrar un trabajo. ¿Te había interesado siempre la fotografía? Me interesé en ella cuando estaba estudiando Historia del Arte en la Universidad de Bonn (Alemania) porque ofrecían cursos de fotografía. Era la única universidad en la que se impartían estos y me interesé inmediatamente. Y después empezaste a trabajar en el departamento de fotografía de Sotheby’s en 2007 tras haber trabajado en una galería. Siempre hay mucho trabajo y fechas límites, ¡seis meses de trabajo y todo acababa el día de la subasta en solo dos o tres horas! Hasta que llegaba ese momento, recogías todo el material, lo estimabas, lo catalogabas, preparabas la subasta, contactabas con los coleccionistas… La gran diferencia entre una galería es que trabajas directamente con artistas, en una casa de subastas hay un mercado secundario, la gente quiere vender obras de arte que ya no quieren en sus colecciones. El año que llegaste a Sotheby’s fue el mismo año que vendieron la fotografía más cara del mundo por algo más de 4 millones de dólares, ¿cómo lo vivisteis? Generalmente, el mercado de la fotografía no produce precios altos. Es bastante raro llegar a estos precios, solo una o dos veces al año. Siempre es un gran momento cuando estás en una subasta y en un instante ves que la psicología cambia. Hay un punto en el que solo quedan dos personas, dos personas que quieren realmente esa pieza y todo pasa muy rápido (empieza a mover las manos y señala de un lado para otro). No existe ninguna razón, solo locura y es muy interesante. ¿Cómo te sientes cuando ves una fotografía que es muy icónica en tu vida real? Primero de todo, compruebo que no es un poster o una reproducción (ríe), y después sucede todo. Ahora tenemos en venta una imagen muy especial: “Le Baiser de l’Hôtel de Ville” de Robert Doisneau, una pareja besándose delante del Hôtel de Ville en Paris y la historia es que no es una imagen que se capturó fortuitamente, estaba todo montado y se convirtió en una de las imágenes más icónicas y ahora tenemos una copia a gran tamaño de la misma a la venta. Es una copia que se realizó bajo la supervisión de Doisneau cuando ya era bastante mayor. Es una copia genuina. Es increíble porque es la copia más grande que jamás había visto de la fotografía y su estimación será aproximadamente de 20.000€.
EL MERCADO
¿El precio siempre está relacionado con la calidad? Diría que sí; pero, en realidad, como he dicho, una subasta es un momento muy tenso psicológicamente. Pueden ocurrir muchas cosas y necesitas a gente que haga locuras por ese objeto y, por supuesto, que tenga el dinero para gastárselo en ello. Si tienes esto, puede ocurrir que los precios se disparen, pero esto no es la realidad del día a día del mercado. Estos son los puntos máximos. ¿Qué parámetros utilizas para tasar una pieza de arte? El artista tiene que estar establecido en el mercado y en la historia del arte, el trabajo tiene que ser importante para la biografía del artista y para la historia del arte. En el caso de que venga de una gran colección o es encontrada en algún lugar, el trabajo tiene que estar en muy buenas condiciones y también la providencia y la historia de la propia obra de arte. ¿Cómo podemos valorar una buena fotografía? ¡Dios mío! (piensa) Siempre tiene algo que ver con la composición. Si estás ante una rayografía de Man Ray puedes hablar sobre su belleza, sobre su simplicidad, si el artista ha trabajado mucho en ella… Es muy importante el estado. Cuando estableces un precio, es lo que nosotros llamamos la “estimación de la subasta”, ese es el precio que nosotros sugerimos. Al final, la subasta decide el precio final. En la venta puedes estar interesado por otra obra que no sea tan cara, al final vas a por tu favorito. ¿Cuáles crees que son las diferencias entre vender una fotografía de un fotógrafo no vivo y otra de un fotógrafo contemporáneo? Hay una enorme diferencia. Existe ya una diferencia en el coleccionista. Los coleccionistas jóvenes no quieren una imagen del siglo XIX porque es delicada y es un mercado diferente. La fotografía contemporánea está para decorar tu casa: quieres verla, quieres tenerla. El material es también totalmente diferente, las fotografías vintage de los años 20 son piezas de arte muy delicadas y, por tanto, tienes que cuidarlas de manera diferente. Hay dos mercados diferentes: es como comparar un cuadro de Monet y una escultura de Jeff Koons. Totalmente diferente.
LA JEFA DEL DEPARTAMENTO
¿Cómo es un día normal en una casa de subastas? ¡Tienes cientos de e-mails! (ríe) Y después tienes llamadas de gente que quiere reunirse contigo y enseñarte sus piezas. Es un trabajo muy dinámico. Al final del día no has terminado tu trabajo. ¡Es imposible! A veces vamos y vemos una colección en una casa de algún lugar o en un castillo en el sur de Francia y hay como unas 500 obras: fotografías, platas, joyas, obras contemporáneas… Después, el Departamento de Evaluación organiza todas las piezas y las distribuye en sus departamentos correspondientes. ¿Qué diferencias ves entre tu departamento y los otros departamentos que hay en Sotheby? El departamento de fotografía es pequeño. A diferencia de otros compañeros del departamento contemporáneo, no tratamos con precios muy altos. No existe en fotografía, solo algunas personas contemporáneas pueden llegar a ello. ¿Nos puedes decir tres de tus fotografías favoritas? Y si solo pudieses escoger una, ¿cuál escogerías? Una fotografía es de Richard Misrach. Es una pieza contemporánea, de gran tamaño. Una persona que salta en una agua de azul clara. ¡Es increíble! La segunda es de William Klein. Se llama Club Allegro Forttissimo. Es en una sauna, un gran baño y un par de mujeres corpulentas en bañadores. Es una imagen muy divertida. La tercera es de uno de mis fotógrafos favoritos: André Kertesz, un fotógrafo húngaro que vive en Paris. En 1920 realizó algunas fotografías bonitas y una de ellas es un tenedor en la mesa. Es una imagen constructivista, muy hermosa. ¿Tienes colecciones? Sí, un par. (ríe) Me gustan los trabajos en papel, fotografías, dibujos, collages y cosas así.

Le Baiser de l’Hôtel de Ville (1950), Robert Doisneau

Untitled (2002), Richard Misrach

Club Allegro Fortissimo (1990), William Klein
