Clik here to view.

Clik here to view.

Tras dirigir ‘Things I Never Told You’ pensé: “Si esto no le gusta a nadie y no se estrena… ¡Pues mira, me dedicaré al macramé!”
Isabel Coixet. 55 años. Cineasta y escritora. Le fascina la intimidad e intenta plasmarla en cada una de sus películas. Irónica, reservada, divertida y creativa hasta la médula. Odia los domingos por la tarde. Le siguen enamorando las anchoas. Despierta todo tipo de pasiones y sus películas no dejan indiferente a nadie: o la odias, o la amas.
¿Qué hiciste el domingo pasado? El domingo pasado hice una paella de vieras y gambas. ¿Y no es paradójico que leamos tu columna semanal el domingo cuando es el día que más odias? [Risas] ¡Es totalmente paradójico! Aunque yo odio los domingos por la tarde… Entonces la paella se salvó porque era el mediodía. La paella quedó muy buena. Siempre la había hecho de gambas y mejillones pero no había… ¡Así que me lancé! Puedo hasta enseñarte una foto. Hoy estamos en tu productora en el corazón del barrio de Gràcia, ¿qué es Miss Wasabi? Miss Wasabi es una especie de caos organizado donde unas cuantas chicas intentamos hacer cosas que a veces salen y otras veces no salen. ¡Pero lo intentamos todo el rato!
I LOVED DANCING WITH YOU
Dices que ‘Demasiado Viejo Para Morir Joven’ nació a raíz de una polaroid que te hicieron en medio de una fiesta. Sí, estaba en Nueva York y me hicieron una polaroid que todavía conservo. Es el primer momento en el que pensé: “Esto de ser joven se ha acabado.” y claro, ahora también es paradójico porque tengo 55 años y entonces tenía 22 [Risas] Y yo entonces ya me veía… ¡Buah, hecha una jurásica! ¿Cómo llegaste a Nueva York? No sé, yo siempre tenía la idea de ir a Nueva York. Desde que era adolescente y leí ‘Manhattan Transfer’ de John Dos Passos tenía esta idea de Nueva York. Me daba mucho miedo, me daba terror pero me fascinaba al mismo tiempo. Así que nada, me fui con un novio americano que tenía y estuvimos mucho tiempo. Vivimos en Brooklyn antes de que Brooklyn fuera Brooklyn y daba mucho miedo… Pero claro, tenías veintidós, estaba todo oscuro, hay gente extraña que te mira mal, tu inglés es deficiente pero todo te da igual. Y al rodar ‘Things I Never Told You’, tu segunda película, un golpe de suerte consiguió que tu carrera de directora de cine siguiera su camino. Conseguiste presentar la película al ministerio el último día gracias a un vigilante de seguridad que se quedó un rato más de lo que debía. Lo que ocurrió es que era una película que la hice y que me costó muchísimo financiarla. Y nadie quería verla. Claro, tu estabas en España y decías: es una película en inglés… [Hace una mueca] ¡Y el Häggen-Dazs! Tenía amigos que me decían: “¿Pero esto del Häggen-Dazs? ¡Tú estás loca! Esto no tiene ninguna gracia y no lo va a entender nadie.” Y luego todo el mundo se quedó con eso [Risas] Y no sólo eso, a los meses de estrenar la película empezaron a abrir tiendas de Häggen-Dazs y todo el mundo flipaba. Era gracias a ‘Things I Never Told You’ ¡Totalmente! [Risas] Sin embargo, la película empezó a existir cuando fue a ‘Panorama’ en Berlín. Yo no sabía nada de cómo funcionaba todo este mundo, cómo se veían las películas en los festivales. ¡Nadie te lo cuenta! Bueno, todavía hay gente que no lo sabe… Pero todo son casualidades, cosas que van ocurriendo. Ahí estamos. ¿Crees que fue el punto de inflexión en tu carrera? Paradójicamente, ‘Cosas Que Nunca Te Dije’ fue una producción más pequeña que ‘Demasiado Viejo Para Morir Joven’. Rodamos menos días y de una manera mucho más amateur. Yo siempre digo que ‘Things I Never Told You’ es mi primera-segunda película y es el momento en el que pensé: “Si esto no le gusta a nadie y no se estrena… ¡Pues mira, me dedicaré al macramé!” Pero claro, yo no sirvo mucho para el macramé…
HOPE THERE’S SOMEONE
Pero sin embargo hubo una buena aceptación y grabaste ‘A Los Que Aman’ y ‘Mi vida sin mí’. Esta última con los hermanos Almodóvar detrás de la película con su productora ‘El Deseo’. ¿Fue un momento de vértigo? No, es que a mí todo me sigue dando vértigo a día de hoy. Me parece todo un milagro. ‘Mi vida sin mí’, además, está basada en un relato que le llevé a Pedro y le gustó mucho. Después escribí el guión y claro, del relato quedaba algo, pero uno de los rasgos fundamentales que yo cambié es que ella en el relato se lo decía a todo el mundo. Yo pensé: “¿qué pasaría si no se lo dice a nadie?” Pedro alucinó bastante, pero siguió adelante con el proyecto. También había una parte religiosa en el relato que a mí… Todo esto del fundamentalismo religioso y la gente que la bautizan me da mucha grima. A mí enseñar cosas que me dan grima… Pedro dice que cuando vio tu propuesta quería dirigir él mismo la película. ¿Te lo imaginas? Digamos que somos dos planetas muy diferentes. [Risas] La verdad es que no tengo ni idea cómo hubiese sido. Hubiera sido otra cosa. Estoy convencida que de un mismo relato 10 directores te harán algo diferente. ¡Eso es lo mágico del cine! Hay un punto de vista fílmico que tiene un peso brutal y que basta ver las adaptaciones de una misma novela para darse cuenta. Por ejemplo, la versión de ‘Lejos Del Mundanal Ruido’ con Terence Stamp y Julie Christie no tiene nada que ver con la novela de Thomas Hardy. Tras ‘Mi vida sin mí’, el gran éxito y reconocimiento tanto de la crítica como del público vino con ‘La vida secreta de las palabras’. ¿Cómo viviste el reconocimiento tras todos los años de esfuerzo? Yo creo que hay una cosa un poco demoníaca cuando las cosas han costado mucho. Luego, toda la recompensa la vives como: ”Ah, bueno”, ¿no? Hay un desajuste ahí. A mí como las cosas me han costado tanto si llega algo malo ya me lo espero, pero si llega algo bueno no sabes muy bien cómo encajarlo. La gente cree que esto lo digo porque voy de algo, pero en verdad es cómo lo siento. La aceptación del público y la crítica es algo que es importante, pero llega un momento que como está fuera de ti si es algo bueno es cojonudo y si es malo pues aprietas los dientes y ya está. A veces no sé si hay mucha diferencia entre una y otra. Sí que hay cosas que conectan con más gente y otras que lo hacen con menos gente, pero intento no vivir obsesionada por eso. No soy de esas personas que se busca a sí misma en Google. Procuro hacerlo una vez al año y se me quitan las ganas para el resto del año [Risas] Pero hubo una gran repercusión tras ‘La vida secreta de las palabras’. Incluso hicieron una ópera basada en el guión… Una opera rarísima… La estrenaron en Múnich y flipé. ¿Veías algo tuyo ahí?¡Nada! Pero ya ves, era un guión original que el tipo modificó como quiso. Yo se lo di y le dije: “Feel free”.
SENZA FINE
Tras cinco películas escritas por ti misma, te embarcas en ‘Elegy’ con un guión que no habías escrito. Para mí es mucho más fácil escribirlo yo misma y dirigirlo. Por eso siempre me siento reacia a dirigir guiones de otros. Sin embargo, hay algo que cualquier director que haya hecho varias películas te dirá que los productores piensan: “divide y vencerás”. Si el guión lo han encargado ellos y luego te buscan a ti, de alguna manera sienten que tienen el control de la situación. También tengo que decir que del guión que me mostraron de ‘Elegy’ a lo que finalmente fue la película yo cambié muchísimas cosas. Trabajé mucho en el guión. Creo que tiene una estructura fantástica pero había cosas que no funcionaban y por mucho que yo haga filigranas con la cámara no serán creíbles. Entonces trabajé varios meses en Los Angeles con el guión siendo muy testaruda. Era una película en la que descubrí que si te plantas en ciertos aspectos acaba funcionando… ¡Pero siempre te pillan! [Risas]. En tu siguiente película, ‘Map of the Sounds of Tokyo’, te encargaste del guión y la dirección e incluso escribiste la novela. ¿Cómo ves ahora estos dos hermanos? Creo que tendría que haberme currado más el libro olvidándome de la película. También fue una época muy complicada en mi vida. Para mí toda la aventura de Tokio fue fantástica. Ha sido el rodaje en el que más feliz he vivido.Fue una aventura total. Creo que todos los que participamos en la película tenemos un recuerdo de algo muy especial. Fue muy bonito. [Sonríe] Me encanta Japón y cuando voy ahí me siento como si estuviera en mi casa. Me parece que es una película que hay gente que no pilla nada, que le parece una marcianada… ¡Qué vamos a hacerle! Dijiste que al acabar de rodar ’Another Me’, la película posterior a ‘Map of the Sounds of Tokyo’, no estabas realmente satisfecha con el resultado. Fue un proceso tremendo. [Se queda un momento en silencio] Es una de esas cosas en las que piensas que te han quitado la película de la manos. Así lo sentí y me arrepiento de habérmela dejado quitar. Fue una presión brutal, una situación de esas que otros cineastas me habían dicho: “Algún día te encontrarás con algo así.” y yo decía: “A mí no me va a pasar.” y simplemente pasó. ¿Lo has vivido como una mancha en tu trayectoria o simplemente un golpe? Los cineastas somos como un perro dálmata. ¡Tenemos muchas manchas! Estos días se ha estrenado ‘Learning to Drive’, tú última película. Gran parte de la película transcurre dentro de un coche, un elemento central en ‘Cosas Que Nunca Te Dije’ o ‘Mi vida sin mí’. ¿Se han convertido los coches en tus nuevas lavanderías? ¡Y en ‘Ayer No Termina Nunca’ ella vive en un coche! A mí me encanta el momento en que Patricia en la película dice que cuando su padre se discutía con la madre se iba al coche a fumar. Es esa especie de cubículo que permite aislarte y ser un poco más libre… Un lugar donde nadie te va a tocar los cojones. Yo con los coches tengo una extraña relación. Aprendí a conducir tras leer el relato de Katha Pollitt y sí que hay algo extraño en ello. Si tienes un coche deportivo o te flipa tener un Ferrari el coche es una esclavitud… A mí coche ya no le cabe más polvo [Rompe con una carcajada] Ayer un tipo de un bar me ve saliendo del parking y me dice: “A ver si limpias el coche”. ¿En tu vida también tienen ese sentido los coches? Tiene un punto de darte cuenta que puedes ir a sitios y que no necesitas a nadie para ir. Ya sé que se puede ir andando, en bicicleta o en autocar. Durante muchos años he ido en autocar y en tren a todas partes, pero esa inmediatez que tiene el coche de poder decidir cuándo y dónde quieres ir la siento en mí.
IT IS YOU
Hace unas semanas que Alejandro Amenábar estrenaba ‘Vale’, su anuncio/cortometraje para Estrella Damm y ha tenido una buena aceptación por parte del público. Sin embargo, parece que a ti siempre te echan en cara que hagas publicidad. Es verdad. David Lynch ha hecho mogollón de spots, Martin Scorcesse ha hecho (¡y ha salido!) en muchísimos anuncios… Yo creo que hay gente que tiene más bula que otros. Yo he hecho mucha publicidad durante muchos años aunque cada vez hago menos. También hice un spot de Estrella Damm con Ferran Adrià y me lo pasé muy bien. Me parece que el spot está bien y al menos salía gente que parecía que trabajaba, ¿no? ¡Para mí esto es muy importante! [Piensa un rato] De todas maneras, la chica esta, Dakota Johnson… ¡No he visto a una mujer menos expresiva en la vida! El público y la crítica coinciden en determinar que una película es muy Coixet a través del guión o la fotografía, pero pienso que la música es en muchas de tus películas la pieza clave. Tus películas son Tom Jones, Gino Paoli, Antony and the Johnson, Hibari Misora… ¡La Vie en Rose en japonés de Hibari Misora! A mí me parece tan buena esa versión como la de Édith Piaf. ¿Viene antes la imagen o la música? Normalmente suelo escribir con música y en ciertos momentos, cuando escribo una secuencia, se asocia directamente con una determinada música y me resulta muy difícil cambiarlo. Es prácticamente imposible para mí. Sin embargo, los derechos de las músicas son complicadísimos y como ahora no venden discos los derechos se convierten en un gran palo. Y lo entiendo, pero siempre lucho por tener canciones que las veo muy asociadas a la secuencia y que ya no sabes cuándo empieza una, dónde se ha inspirado la otra y cómo se redimensionan. Dices que haces fotos constantemente. Más allá del iPhone, ¿qué utilizas? ¡Pues tengo un objetivo para el iPhone! ¿Cuál es tu última obsesión culinaria? La lima cristalizada. ¡Y se lo echo a todo! La última obsesión culinaria es la sandía con menta y lima cristalizada, lo recomiendo ¿La última película que hayas ido a ver y hayas tenido la sensación de ver algo bueno? El domingo vi ‘Amy’ y lloré todo el rato. Es una de esas películas en las que piensas: “Vaya vida desperdiciada… Y todo este sufrimiento, ¿para qué?”. Aunque la última realmente buena que vi era ‘Under the Skin’ de Jonathan Glazer y me impresionó mucho. ¿Un país que no hayas ido y al que te gustaría ir? Me gustaría ir a Zanzibar porque me gusta mucho cómo suena. ¿Me he olvidado alguna pregunta? ¡No sé! [Piensa durante un buen rato mientras hace ruidos con la boca] ¡Sí! Una canción que me obsesione y con la que pienso que haré algo con ella. Es ‘It is You’ de Natalie Prass… ¡espera!
Isabel se levanta y busca en su móvil la canción: “¡Natalie Prass!” Empiezan a sonar las primeras notas e intento imaginarme qué imágenes pasarán por su cabeza mientras escucha la canción. Mientras, Isabel sonríe mirando su teléfono y empieza a cantar a dúo: “It is you, it is you…”
Image may be NSFW.Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.

Clik here to view.
